viernes, 24 de septiembre de 2010

Elena Miró y su profesionalidad (a toda prueba)

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ElenaMIro_003_SS11

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Su desfile para Primavera-Verano 2011 se basa en un elegante gusto relajado por lo costero, siempre en gama clara.

Roger Salas

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Esta crónica hay que empezarla como una de sucesos y no como una simple recensión de moda. La firma Elena Miró ha sido expulsada de la Semana de la Moda de Milán. Después de cinco años y diez desfiles heroicos, profesionales, reivindicativos y más que justificados, la Cámara Nacional de la Moda ha cancelado expeditivamente del calendario oficial a Elena Miró, obligándola además a organizar su desfile fuera de la semana de oro, en la que ya era difícil encontrar un hueco en el segmento horario.

Los datos son incontestables. Entre el 35 y el 40% de la mujer italiana se mueve en el tramo de lo que llamaos “tallas grandes”. La propia Cámara Nacional de la Moda firmó hace apenas tres años el controvertido Manifiesto contra la Anorexia, que traía a colación los lastres provocados por los estilistas y la publicidad forzando cada vez más la silueta femenina a términos de escuálida pantalla, con un tallaje también irreal y engañoso que traía de cabeza a los Ministerios de Sanidad de toda Europa y del mundo. Pero la moda basa su poder en la fantasía, y por qué no decirlo, en esa amable mentira envuelta en cuatricromía y retoques fotográficos.

El comunicado de Elena Miró es claro: lanzó un casting on-line a través de Internet con aspiración global. Las modelos seleccionadas servirían para servicios fotográficos futuros, desfiles y promociones, no sólo de Elena Miró sino de otras marcas y sellos dedicados a las tallas grandes. Para Elena Miró la reivindicación de visibilidad dentro del ámbito de la moda de una mujer solar, mediterránea, saludable y sin complejos pasa por este proceso. Los datos del Grupo Miroglio y su expansión son evidentes: presencia en 35 países, 240 tiendas propias, más de 200 corners en grandes almacenes de todo el mundo y oficialmente en venta en alrededor de 1.500 tiendas multimarca. La facturación supera los 150 millones de euros anuales.

Pero por qué no le gustan las modelos de entre las tallas 44 a la 48 (con sus correspondientes equivalencias en cintura de 76 a 82 y en pecho de 102 a 110) a la Cámara Nacional de la Moda Italiana? La respuesta es extraña, pues no comporta sólo el negocio sino la imagen. Las presiones han sido muchas y sabidas, el boicot a los primeros desfiles era evidente: se podía cortar el aire, algunos venían a rastras, otros se permitieron en la prensa comentarios insidiosos y hasta desagradables. Los Miroglio siguieron su labor de empecinados, que tiene mucho de real.

Esta vez el desfile se llevó a cabo en una carpa de la Escuela Militar, con sus muchachos entorchados de oro en la puerta y muchas banderas. La colección “Incantesimo amalfitano” se situaba en Positano y sus calles recoletas, su explosiva flora y su ambiente elegante y playero a la vez. La colección eludió totalmente el negro y se basó en el gris perla, el berenjena y el marfil, con un claro aire retro que se acentuaba con las altas cuñas de esparto trenzado, los sombreritos calados de paja al molde de agua, los pantalones pescador, el bañador de dos piezas a los 50 y el abundante corte trapecio. Hubo un estampado abstracto sobre seda pañuelo que se usó como foullard, top o simplemente tejido al bies para un albornoz o más bien “salto de playa” delicioso.

La ropa sastre ligeramente desestructurada y forrado en raso muy suave, los mini-shorts, el uso del lino prensado, las líneas más de fiesta donde no faltaba el lujo del brillo Svarowski y las blusas criollas (o habaneras) terminaban de dar un ambiente sensual y relajado.

© Roger Salas

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ElenaMIro_031_Lizzie Miller SS11 (mod. Lizzie Miller)

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miércoles, 3 de marzo de 2010

EL AÑO DE LAS CURVAS

EL AÑO DE LAS CURVAS
Elena Miró abre la Semana de la Moda de Milán

Con un decorado de aire oriental que impresionó y dejó con la boca abierta (y cabiendo fotos como locos) a los mismos japoneses, el desfile de Elena Miró ya tiene seña fija en su horario ingrato en día difícil: abrir las sesiones de desfiles en la Feria de Milán, un sitio inhóspito y de aire posindustrial que a fuerza de cortinas (más bien trapos) negros, arquitecturas efímeras, luces convenientemente colocadas y un ir y venir de gente vestida de negro, ha conseguido un cierto empaque, inspirar el aire de allí se cuece algo importante, si bien, en Milán cada uno va a su bola y tiene su salón privé.

La Feria tiene una identidad clara que se identifica con la gran industria italiana, eso es bueno y malo a la vez. Se trata de que los expositores tengan claro que son eso, parte de un engranaje industrial, uno de los primeros del país y sin duda el más prestigioso.

La firma Elena Miró (los hermanos Miroglio, muy conocidos y respetados en el sector) luchó lo suyo por llegar aquí. Y al principio, ya lo dejé escrito entonces, era nadar contra corriente y poner una pica en Flandes. Hoy el asunto tópico está zanjado, si bien los críticos y las lumbreras de las grandes revistas siguen sin aparecer. Se teme a la talla grande. Es un prejuicio que se hace perjuicio. Las estadísticas de consumo (en cuanto a tallas) están claramente de este lado del sistema, pero estar de parte de algo aquí no sirve de nada. El gurú contemporáneo sigue “erre que erre” empeñado en esa irrealidad tan fotogénica como pictórica, tan enfermiza como seductora. Probablemente Elena Miró haga historia cotidiana y la utilidad real de su desfile desborde las expectativas estrictas de la moda estacional y se inscriban en lo sociológico.

El desfile en cuestión discurrió con el plantel de modelos habituales de la casa, Crystal Renn (Miami, Florida, 1986) al frente. Crystal (talla 44-46, 96 de pecho) ha publicado además, un libro: “Hungry: A Young Model’s Store of Apetite, Ambition and the Ultimate Embrace of Curves” al que le dedicaré un artículo aparte en breve en este blog. Si Renn ha logrado ser musa de Gautier y otros estilistas de primera línea, no ha descuidado su papel militante al lado de sus “hermanas de talla”. Su aparición en tres salidas es algo más que simbólica pero siempre tiene un reclamo (a la vez que un significado) reivindicativo que se mantiene importante.

Japón como inspiración en quimonos cortos en seda pañuelo de gramaje alto. Abrigos largos entallados que querían acercarse a las heroínas del cine negro (expresamente a Laurent Bacall) en lana planchada; el uso del cristal de Svarowski en rojo rubí y negro; el crepé devoré negro y oro viejo usado como tejido referencia, además de cuellos en punto grueso de aguja al estilo doméstico (punto popular o manual), daban posibilidades a líneas que no eludían el entalle ni la puntuación de las curvas.

Hay que citar el negro sobre negro de algunos conjuntos, el tramado de lúrex (que sigue apareciendo temporada tras temporada y adaptándose “camaleonicamente” a las tendencias). La cifra cromática se movió entre el siena, rojizos, negro y berenjena, mientras que el largo fue rodillero y la cintura en si sitio de tradición natural. Las hombreras discretas y prudentes, proporcionales al conjunto.

Gafas, pendientes, agujas de madera lacada en el pelo, pulseras poderosas: unos accesorios sin timidez que acentuaban unos looks que no quieren ser discretos sino al contrario, conseguir la seducción a través de una rotunda presencia.

© 2010 Roger Salas

lunes, 18 de enero de 2010

El diseñador Eduardo Rivera presenta sus creaciones en TRANOI (París).





El diseñador Eduardo Rivera presenta sus creaciones en TRANOI (París).

La única colección de hombre española escogida para el prestigioso evento de moda Tranoi (www.tranoi.com) ha sido la de la marca EDUARDO RIVERA.
La Bolsa de París acogerá las 100 colecciones de hombre más vanguardistas los días 22, 23 y 24 de enero.
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Eduardo Rivera (Madrid, 1977) ha crecido profesionalmente como creador de la firma de mujer ENE DE RIVERA, presente actualmente en más de 15 países, y con showrooms permanentes en Madrid, Londres y Moscú.



Su asignatura pendiente era diseñar una línea de hombre. “Al mercado le faltaba una sastrería joven, cómoda y elegante” – dice el diseñador. Esta necesidad creativa le lleva a materializar su sueño con la firma EDUARDO RIVERA, acogida con un éxito extraordinario. Sus dos primeras colecciones están presentes en las mejores tiendas multimarca del país.



Con la participación en Tranoi, pretende dar a conocer su nueva marca de moda masculina en el mercado internacional.



Prensa Eduardo Rivera,